Una alianza, en las manos de los contrayentes, les recuerda permanentemente que son el uno del otro. La abstinencia de carne, los viernes de cuaresma, el ayuno el miércoles de Ceniza o en viernes Santo, nos recuerda que somos miembros del Cuerpo de Cristo. Que lo tenemos presente en nuestras comidas y en nuestras familias.
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